Hoy te propongo algo diferente, un ejercicio – juego para despertar tu BriYO.

¿Te apetece jugar?

Para hacer este ejercicio acompáñate de:

• Teléfono u ordenador con conexión a internet.
• Espejo

 

Desde el lugar donde te encuentres, acompañad@ por las herramientas que te van a ser útiles en este Despertar de BriYO, accede a alguna de las redes sociales.

¿Cuántos “Likes” tienes? ¿Cuántas personas han dado a “me gusta” en tu(s) publicación(es)?

¿Qué te hace sentir ver ese número de likes?

Eso que sientes ahora podría venir condicionado por tus pensamientos o juicios en referencia a eso que ves.

¿Necesidad de agradar, de “Likes”?

¿Te sientes más poderos@, hermos@, suertud@, agradecid@, en función de tus “likes”?

 

Coge ahora el espejo que te acompaña en esta práctica:

¿Cuánto te gusta la persona que ves en él?

¿Amor de calidad, sin peros ni condiciones, o amor interesado?

Y acabo con el cuestionario…

¿De qué te sirven todos esos “me gusta” o “likes” si a ti mism@ te cuesta hasta mirarte y reconocerte en el espejo, si lo que ves te disgusta?

Una alerta de que algo está “desconectado” o “dormido” se da cuando mi atención está fuera, en lo que me dan, en lo que espero.

Otra alerta de esa desconexión o “pesadilla” es cuando a pesar de esos likes, admiraciones mostradas por parte del exterior, mi interior no lo siente, no le resuena, e incluso los rechaza. Rechazando ese “halago”.

Y todo y que había dicho que acababa con el cuestionario, te lanzo una nueva reflexión en forma de pregunta:

¿Cuánto de merecedor/a te sientes de…

• Tu belleza (y no sólo la física)
• De lo que puedes llamar “suerte”
• De lo que eres
• De lo que tienes
• De lo que se te da
• De lo que te llega?

 

¡Incluso cuando todo ello podría ser etiquetado por ti como “positivo” o “bueno”!

 

El merecimiento es algo de lo que mucho se habla y quizá poco se trabaja desde la coherencia y conexión con el BriYO.

El merecimiento puede quedar herido por algo que con el tiempo, desde la mente puedes ver como “una tontería” o una “cosa de niños”.

El tiempo no existe para una herida que sigue sangrando, para una cicatriz que deja marca.

Con esta reflexión quiero compartir contigo la importancia de no pasar por alto lo que un día fue y que te obligaste a olvidar pero que tu interior recuerda y lo padece, pues eso te condiciona en los movimientos.

Qué fácil se ve cuando la lesión es en un brazo, una pierna… cuando “se ve” con los ojos que miran hacia fuera.

Quizá valiente es mucho más que aquella persona que lucha, quizá valiente también es quien deja de luchar y se permite “parar” y autocurarse las heridas. Pues sabe dónde le duele, conoce cómo es el dolor y el sufrimiento que se le asocia.

Quizá la valentía está en permitirse reconocer la herida más allá de la creencia o el tiempo.

Quizá ese es el like que te falta. Gustarte con tus heridas, transformarlas en señales y fuentes de aprendizaje.

Quizá el “me gusta” que te falta es el que acepta las heridas, las arrugas; no desea eliminarlas, sí comprenderlas y convertirlas en combustible para la transformación; y eso se consigue con compasión, con la mirada en el propio camino, en el recorrido y en los paisajes que se descubren y en los que se vuelven a visitar y esta vez para descubrir nuevos tesoros.

Permitirte descubrir quién eres y esta vez sin mirar hacia fuera, sin recurrir a la comparación, al número de likes, sin esperar aquello de fuera, pues es efímero. Lo único seguro y perpetuo en tu vida, eres TÚ!

¿Cuántos likes te regalas?

 

En el retiro que vamos a disfrutar los días 23, 24 y 25 de octubre en Menta Rural, nos vamos a regalar este aprendizaje, curar, sanar esas heridas. ¿Te apetece vivir esta experiencia? ¡Ponte en contacto conmigo! Inscripciones abiertas y plazas muy limitadas.

 

Comparto contigo este ejercicio en formato audio, por si te apetece escucharlo mientras lo experiencias con el espejo:

 

 

¿Como está ahora tu conexión con tu BriYO?

Un abrazo!

Cecília